El contacto piel con piel posterior al nacimiento tiene beneficios para el recién nacido y la madre, como son el establecimiento de la lactancia materna, estabilización de la frecuencia respiratoria y frecuencia cardiaca, regulación de la glucosa y termorregulación del recién nacido, sensación de bienestar de la madre, menor nivel de ansiedad, disminuye el tamaño del útero por la secreción de oxitocina y estimula la salida de calostro.
Beneficios a largo plazo: el éxito y duración de la lactancia materna; fortalece el vínculo entre madre e hijo.